Una Norma Sin Capacidad de Implementación No Es Regulación, Es Poesía Burocrática
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Una Norma Sin Capacidad de Implementación No Es Regulación, Es Poesía Burocrática

“Una norma sin capacidad de implementación no es regulación. Es poesía burocrática.”

Los principios son necesarios, sí. Pero sin mecanismos reales, todo queda en buenas intenciones. Como ingeniero, sé que las buenas intenciones no hacen girar engranajes. Y como gestor, sé que las organizaciones no cambian con discursos bonitos, sino con decisiones técnicas, presupuesto real y gente preparada. Por eso tengo una opinión dividida sobre los lineamientos de INDECOPI sobre inteligencia artificial. Aplaudo que se intente exigir responsabilidad humana. En teoría, es lo correcto. Pero si una IA toma decisiones por su cuenta y no podemos explicar por qué falló… ¿a quién culpas? Si se puede identificar al responsable, no estamos ante IA, sino automatización avanzada. Y si no se puede, entonces la norma no tiene a quién aplicarse. Porque sin trazabilidad real, no hay ética posible. En minería viví esto mil veces: manuales de seguridad imposibles de cumplir, normas que nadie podía fiscalizar, y “protocolos” que solo existían en el papel. Con la IA veo el mismo riesgo: normas que suenan bien, pero que nadie puede aplicar ni fiscalizar. Lee el artículo completo aquí para descubrir por qué la inteligencia artificial —como la minería— no se regula con discursos bonitos, sino con criterio, conocimiento y responsabilidad asumida de verdad.